Abajo, para siempre

2° Premio "La Revelación" 2010

Una de las historias más extraordinarias producidas por la humanidad, la epopeya de Gilgamesh, continúa en este relato que tiene lugar en Irkalla, el inframundo, adonde van los muertos según la creencia sumeria. ¿Y si la búsqueda de la inmortalidad hubiera rendido frutos? ¿Y si los antiguos dioses sumerios siguieran viviendo entre nosotros? ¿Y si la Casa del Polvo fuera el sitio del desenlace del viejo poema mitológico?

Gilgamesh, el rey guerrero, se reencuentra con Enkidu, su amigo y compañero de aventuras. El reencuentro no será amable: han quedado cuentas pendientes, rumiadas a lo largo de 5000 años en el infierno. Después de la gloria, después de la tragedia, después de la larga búsqueda, ambos hombres se enfrentarán en el mundo subterráneo gobernado por Nergal y Ereshkigal, los dioses oscuros.

Con una introducción en la que se relata brevemente la historia mitológica original, precedente de los relatos bíblicos del Génesis y el Diluvio, lanzamos en formato ebook el cuento que se alzó con el 2° premio en el certamen "La Revelación" 2010 de Ediciones Evohé y que ya fue publicado en versión papel, poniéndolo al alcance de más y nuevos lectores.

Debo agradecer a la gente de Ediciones Evohé, en España, haber despertado en mí el interés por ciertos mitos que hasta entonces no conocía. A veces o siempre uno necesita excusas para escribir, y allá por 2007 una excusa se presentó, en la forma del concurso "La Revelación" de relato de inspiración mitológica. En aquel momento reelaboré "Fábula Cero", a partir de un cuento mediocre que había escrito unos quince años antes. Sucesivas ediciones del certamen me encontraron cada vez más interesado en estos temas y en 2010 volví a figurar entre los premiados con este relato, basado en el Poema de Gilgamesh, la historia escrita más antigua que se conoce.

La fascinación que me produce el poema es dificil de exagerar. Ha llegado a nosotros en una forma bastante completa, facilitando comprender toda la historia de principio a fin, lo cual es notable en un texto tan antiguo. Sin embargo, nuestra sensibilidad moderna no lo aprovecha. Hollywood, por ejemplo, ha pasado de la oportunidad de convertir esta narración inmensa, profunda, avasallante, en una película para consumo masivo. La presencia en el relato de elementos que después surgirían en las historias bíblicas de Noé y el diluvio o la serpiente en el Edén no hace más que intensificar, para mí, el interés de la epopeya.

No puedo dejar de mencionar aquí el legendario comic que trajo a mí por primera vez la figura del héroe sumerio: Gilgamesh, el inmortal, una producción argentina con guión de Robin Wood y dibujos de Lucho Olivera, autor de la idea inicial. En esa historieta los autores utilizan un subterfugio para continuar la historia y colocar a Gilgamesh para siempre en el mundo de los vivos: un encuentro con un extraterrestre que le brindó la inmortalidad a través de un "fuego verde que no quema". En mi caso, opté por una versión más modesta de la vida perdurable (una forma de mantener la longevidad indefinidamente siempre que se respeten ciertos requisitos), más o menos en línea con lo que aparece en el poema original. Tanto en la historia de Olivera y Wood como en la mía, el rey babilónico finge su muerte para permanecer entre los vivos en forma más o menos anónima.

"Yo vi a Gilgamesh buscando su muerte" se titulaba una de las historias, que me impresionó fuertemente. Allí se presentaba una idea que a mí jamás se me había ocurrido a esa edad: que la inmortalidad no es una bendición, sino una maldición. Algo de eso quise rescatar también aquí.

 

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